Ficha de Little Crow

-Nombre: Maken, alias Little Crow.

-Clase: Daimah.

Los Daimah son una raza de humanos con algunos rasgos felinos, como pueden ser una cola de gato, ojos de pupilas rayada, uñas afiladas para trepar por árboles o colmillos afilados. Se caracterizan por ser pequeños, aun teniendo los 30 años, siguen pareciendo aun unos niños de 16 años. No son para nada fuertes ni mucho menos resistentes, pero lo compensan con una agilidad, velocidad y destreza sin igual. Tienen la habilidad de vivir en simbiosis con la naturaleza, ya que ellos la cuidan y a cambio la naturaleza cura sus males por graves que sean, claro está, con el paso de un tiempo determinado. Los Daimah pueden usar esta simbiosis para curar a otras personas u otros seres vivos en general (a los no muertos les provoca el efecto contrario). Asimismo, son capaces de comunicarse con las plantas y los animales como si hablasen el mismo idioma. Gracias a su cola felina, pueden usarla como una quinta extremidad, con la que agarrarse a los árboles o a sitios así. Se despistan con facilidad y se muestran interesados por la gente a la que admiran, hasta el punto en que pueden llegar a cansar de puro pesados.Gracias a sus ojos rayados están mas capacitados para ver entre la oscuridad. Su pelo suele tener tonos azulados oscuros, verdosos claros o rojos ardientes, y sus ojos son de tonos rojizos o turquesa.


-Edad: 13 años y dos meses.

-Descripción Fisica: Vestido con un atuendo negro, compuesto por unos pantalones y botas de cazador, una camisa sin mangas y una capa de bajos raidos, a modo de chaqueta. Al ser un Daimah, poseo un rabo de gato asi como unas orejas felinas en la cabeza, acabadas en algo de pelo, no demasiado musculado, lo suficiente para una persona normal. Mi cara parece la de un mimo, solo que no es maquillaje el blanco de mi cara, ni el negro de mis ojos, sino cicatrices, asi como una quemadura en forma de ojo de pupila en espiral. Mi pelo largo, hasta la mitad de la espalda es de color azul oscuro, recogido en ocasiones en una trenza. Mido entorno a 1,50 cm de altura y pesa unos 48 kg.

-Descripción Psicologica: Debido a mi pasado, es una persona de caracter serio y frío, aunque no dudaré en reir si lo veo necesario. Desde que era pequeño siempre me llamó la atención el fuego, lo que me ha convertido en un piromano compulsivo. Socialmente suelo ser carismático, ya que ven en mi un oscuro pasado lleno de sufrimiento. Mi personalidad, cambiante desde siempre, me ace ser casi bipolar, frio en algunos momentos y alegre en otros.

-Historia:

De niño solía ser tímido, siempre protegido por mis amigos del orfanato, mayores que yo. Todos ellos habían sido ya adoptados, ya que eran de raza humana. En parte por ello me sentía mal, por ser diferente me sentía aislado, ya que después de todo, quién iba a querer a un niño-gato. Solíamos ir a jugar a las afueras de nuestro pueblo natal.

Un día, ya cuando volvíamos, nos encontramos con una cortina de negro humo que provenía del pueblo. Pensábamos que era día de banquete, pero la realidad era muy distinta: nuestro amado pueblo había sido saqueado e incendiado por unos demonios que se dedicaban a sembrar el caos allí por donde pasaban. No todos estuvimos tristes, ya que todos menos yo habían perdido a sus familias adoptivas. Yo, en cambio, no perdí a ningún ser querido, salvo los bosques del lugar.

Nos vimos obligados a vagabundear por las ciudadelas y aldeas para subsistir. Cada uno tenía un cometido, el mío era el de gorronear comida de donde fuera. No pudimos evitar tener alguna que otra pelea contra guardias, lo que me enseño a defenderme por mi mismo, sin necesidad de mis amigos.

De esto hace ya unos cinco años, cuando contaba con solo ocho años. Tras varios días vagando en un poblado de mala muerte, todos comenzaron a enfermar. Notaban debilidad en el cuerpo, insomnio y un constante miedo a lo oscuro. Fui al bosque que había al lado del poblado, a hablar con la vegetación. Pero me habló el viento, diciendo que éramos objeto de una grave maldición cuyo efecto era una dolorosa muerte. Yo me libré del maleficio porque la naturaleza me protegía, aunque, como a los otros, en mi frente se dibujó un ojo de pupila en espiral, a modo de cicatriz o quemadura.

Los días pasaban y mis amigos empeoraban. Nos echaron del pueblo asegurando que la maldición acabaría por destruirlos. Cuanta cobardía divisé en sus miradas. En medio de un campo, todos cayeron al suelo. De sus caras comenzaron a brotar grietas de las cuales comenzó a salir un humo rojo vivo. Empezaron a salir llamas del interior de los cuerpos. No quise mirar, pero algo oscuro en mí me hizo verlo. Me recordó mi afición a quemar cosas, lo que me confundía. Siempre me pregunté, si era un pirómano compulsivo, ¿por qué la naturaleza me seguía protegiendo?

Cuando no quedaban más que cenizas, recordé que éstas eran los restos de quienes habían cuidado de mi durante estos últimos nueve años. Un profundo odio me invadió, al tiempo que lo hacía un intenso miedo a la soledad. Seguí una ráfaga de viento que procedía del norte, creyendo que podría conducirme a una respuesta o una solución. Me detuve, junto al viento, en un pequeño cementerio escondido en un bosque casi muerto. Allí vivía una anciana a la que le faltaba el sentido de la vista, pero que veía mejor que muchos. Notó mi presencia, dijo que mi ira y mi miedo me delataban, pero que no debía preocuparme. Me explicó de qué iba todo aquello. El nefasto día en que nos fuimos al campo a jugar, aquellos demonios maldijeron la aldea y a todos sus habitantes, lo que nos inluia a los que no estabamos alli. Esa misma razon fue la que hizo que la maldicion no nos afectase de inmediato.Pero, asi y todo, seguimos siendo objeto de maldición por lo que tarde o temprano, nos afectaría. La anciana me dió un potingue para detener el efecto de la maldición, aunque ésta me dolería al haber demonios cerca. Se trataba de un ungüento de color bblanco que se aplicaba sobre la piel cercana al estigma. Tuvo que hacer un pequeño rito para que surtiera efecto, pero al final lo consiguió. Aquella noche debía pasarla al raso, despierto, para así completar el proceso. En mitad de la noche, los lamentos de dolor de mis amigos fallecidos resonaron dentro de mi, apuñalandome por dentro. Comenzó a llover, unas nubes negras como el azabache. Me miré en un charco y vi como empezaba a sangrar por los ojos y la boca. Al mirar hacia arriba vi como un cumulo de nubes se arremolinaba y bajaba hasta unos metros por encima de mi. Tenía un tono rojizo extraño. La sangre caia recta por mis mejillas, asi como desde mi boca, hacia ambos lados. Un relámpago cayó fugaz encima de mí, sin darme tiempo a reaccionar. Me quemó la cara, fundiendo mi color con el de la crema extraña, dejandome pálido. Las lágrimas de sangre que de mi brotaban se hicieron costra, se prendieron fuego, dejándome una cicatriz en la cara. Dos líneas verticales en los ojos y una horizontal a través de la boca. Quedé en estado de shock, sin poder mover un músculo. No había muerto, pero el recuerdo de mis amigos al morir tampoco me hacía sentir vivo. Cuando la anciana despertó, me encontró de pie, junto a los innumerables charcos que había entre las tumbas. Un cuervo se acercó volando, y se posó sobre el cayado de la vieja. Esta me “miró” y me dijo que, al igual que veía en mi el espíritu luchador de un vengador, el que raras veces se encontraba, porque poca gente tiene el valor suficiente como para morir por alguien, sabía que me sentía como un alma en pena... “¿Lucharás por ellos?”, me dijo. “Por supuesto, no temo a nada, no descansaré hasta haberles vengado”, contesté, decidido. Entonces la vieja, antes de desvanecerse entre las sombras, me dijo una frase que se me quedaría grabada:”El valiente no es quien no teme a nada, sino el que usa sus temores para vivir”.
Dentro de la casa de la vieja encontré un arma extraña: se trataba de una cadena, pero con un kunai en cada punta, de unos 5 metros escasos. Lo enrollé en mi cintura, a modo de cinturón, con los kunais hacia atrás. Buscando encontré unos harapos negros que me servirían para pasar desapercibido. Se trataba de una capa raída, de mi tamaño, algo mas grande, pero que me quedaba como si fuera una gabardina. Desde aquel momento decidí que el Miedo sería mi arma. Y que todo aquel que se enfrentase a mi lo pagaría...literalmente.

-Objeto mágico: Ninguno

-Habilidades:

-Pasar desapercibido. Se trata de una tecnica de camuflaje que permite al usuario moverse con soltura por cualquier estancia, consiguiendo no sólo que no se fijen en él, sino que es prácticamente invisible a la vista cuando está en terreno oscuro.

-Maestría en el uso de la cadena. El uso de la cadena que encontré en casa de la vieja es variado. No suelo usarlo para asesinar salvajemente como me gustaría, pero siempre es útil cuando se trata de escalar paredes de piedra, ya que mis uñas son afiladas, pero no traspasan la piedra ni mucho menos el metal.

-En comunión con Raven. Raven es el cuervo que se posó en el báculo de la vieja. Se trata de un cuervo inmortal que me viene siguiendo desde entonces, y que me permite ver lo que él ve, y sentir lo que él siente.

-Dinero:

-Equipo: Cadena de 5 metros cuyos extremos terminan en afilados kunais.

Ok revisado por Frei y por un servidor ^^.

1º la cadena pasa a ser solo de 2 metros.

2ºSobre las raciales podras curarte y curar a la gente pero a un alto costo si lo haces no podras moverte en unas 8 horas.

3ºsi eres una persona bipolar es decir puedes estar decaido en muy mal estado o estar hipeactivo en otros, no caeras bien a la gente y ademas por tu aspecto toda persona que no te conozca o no alla estado en tu ambiente desconfiara de ti. Y la habilidad del cuervo solo lo podras realizar cuando nada te distraiga y tu concentracion sea perfecta.

oro: 12

Y nada ahora a divertirse