Sastrería

Los primeros rayos de sol entraron por la ventana del balcón de mi cuarto. Los cacareos de los gallos anunciaban la llegada del amanecer. En apenas unos minutos, la vida de los habitantes de Altarion volvería a la normalidad, con sus ajetreos, compras y trabajos. Vidas vulgares de gentes vulgares...

"Ojalá yo pudiera llevar una vida así..." -pensé hacia mis adentros mientras suspiraba-. "Una vida tranquila, sin mayor preocupación que conseguir comida para llevarte a la boca, sin tener que preocuparse del rechazo y del sufrimiento de todo aquel que es diferente..."

No tenía tiempo para autolamentarme. Tendría que darme prisa. Crucé las alas sobre mi pecho y me coloqué la capa que me cubría completamente. Salí de mi cuarto cerrando con llave y me fui de la posada tratando de no encontrarme con nadie en el camino. Una vez en la calle, caminé por los lugares menos transitados, busqué una sastrería, y afortunadamente, no tardé mucho en encontrarla. Era apenas una casucha con un letrero improvisado de madera carcomida en la puerta. Tuve suerte, hasta entonces, parecía que nadie se había fijado en mí. Las legañas mañaneras pegadas a los ojos, junto a la rutinaria vida de las ciudades suele ser de bastante ayuda para pasar desapercibida.

Me metí en la pequeña casita haciendo sonar una pequeña campanita de la puerta que anunciaba las nuevas visitas. Suspiré aliviada al descubrir que la regente del local era una anciana mujer, corta de vista por pasar toda su vida cosiendo con la aguja y el hilo delante de sus narices. Aún así, me quedé oculta en la penumbra y me quedé curioseando toda la ropa que tenía mostrada en varias tablas a modo de maniquies.

Tenía muy claro lo que venía a buscar. Mi femenina figura podría atraer a aquellos de género masculino, y no deseaba otra cosa más que evitar dicho contacto. Tendría que hacerme pasar por un muchacho para no llamar su atención... Mis deseos eran encontrar los siguientes objetos:

• Para el rostro, un sombrero de ala ancha cuya sombra tapase mis ojos violeta a la vez que sirviera para ocultar mi ondulado y sedoso cabello recogido en un moño. También requeriría un pañuelo ancho atado alrededor de mi carnosa boca como lo llevan los bandoleros para no mostrar mi rostro lampiño y femenino.

• Para el torso, una venda para comprimir mis pechos (a pesar de lo mucho que duela), una camisa ancha que disimule mis curvas y unos pantalones anchos.

• Para ocultar mis suaves manos bien cuidadas, unos guantes, que al no dejarme llevar puesto el anillo de amatista al que tanto cariño tengo, también necesitaría un cordón para atármelo al cuello.

• Unas botas anchas de campo en vez de las botas de tacón que llevo.

• Por último, una capa tosca y fea con la que ocultar mis alas, en lugar de la que poseo actualmente con bordados de plata, ya que el valor de ésta útimo es tan alto que puede llamar la atención a posibles ladrones.

Si conseguía todo lo anterior, tan sólo podría hacer sospechar a alguien sobre mi verdadero sexo mi esbelta figura, mis andares femeninos, mi suave voz similar al ronroneo de un gato o mi fragancia a vainilla y lavanda. Afortunadamente, los andares y la voz podría tratar de modificarlos en la medida de lo posible. Y si conseguía mezclarme entre la gente del campo como quería, mezclarme entre la suciedad y el polvo, no podrían percibir mi dulce aroma. A partir de ahora, cada vez que quisiera pasar desapercibida, Chelyrra Gorgonia dejaría de existir, y sólo quedaría un delicado muchacho llamado Gorgo.

Me acerqué a la anciana corta de vista con las ideas claras sobre lo que la iba a pedir:

-Buenos días amable señora, ¿buen día parece que va a hacer, verdad?

-¿Qué quiere? -preguntó ella sin levanter la vista de la aguja y el hilo.

-Verás... La última moza con la que anduvo mi hermano pequeño le ha robado hasta los calzones... -dije mintiendo-. Además teme que el marido de la joven vaya a buscar venganza... Necesitaría ropa para que pase lo más desapercibido posible. Es más o menos igual de alto que yo, y bastará con un sombrero de ala ancha, un pañuelo, guantes, vendas, camisa y pantalones anchos, unas botas, un hilo para un colgante y una capa. ¿Puede darme todo lo que pido? Estoy dispuesto a agradeceros con dinero vuestra rapidez y discreción...

off: ok prefieres una mision o que te lo de jijijiji, weno decido yo jejej mision al canto ^^.

on:la mujer, vieja y maltratada por la edad levanto sus viejos pero expresivos ojos hacia ti, perciviste y quedaste cautivada ya que entendiste que esta mujer no era tonta y que en esos ojos que te veian denotaban una astucia en demasia. En silencio empezaste a examinar a la mujer y para tu deleite y satisfacion la vieja empezo a caerte bien, por que ademas de su astucia entendiste que esta mujer no te estaba juzgando, si no que al contrario donde se cuenta que no eras una mujer normal, le caias bine por la sonrisa que te mostraba.

Querida me encantaria ayudarte, pero como ves mi tienda esta sufriendo por un serio reves, en su cara se dibujo una amarga sonrisa. Asi que si quieres un consejo puedes ir un poco mas arriba, y hablar con el señor filch, es mucho mas caro pero es el unico sastre que queda en altarion.

off: tu decides si prefieres seguir la mision que te quiero proponer o buscas ropa en otra parte. Si quieres seguirla intenta interrogarla.

He de reconocerlo, la señora había conseguido llamar mi atención, algo tampoco demasiado complicado por mi curiosidad innata. Me acerqué a ella dubitativa, pero a paso firme y posé mis ojos de espliego en ella:

-¿de verdad que no me puedes ayudar con los artículos que deseo? Pensaba que no serían tan dificiles de encontrar... Además siempre prefiero el toque femenino que las mujeres dejan en todo lo que hacen...

-Lamento que esta pobre anciana no pueda ayudarte en aquello que deseas, pero me temo que lo que ves es lo que hay. Ni por todo el dinero que me puedas pagar podría en mi actual estado realizar dicho encargo.

-Entiendo... -dijé dubitativa ante el temor de tener que contactar con el señor Filch-. Seré sincera con usted, su franqueza me inspira confianza, pero no hay nada que me inspire más pavor que el tener contacto con un hombre... Por mi experiencia, no me puedo fiar de ellos. ¿no podría pedirle usted los materiales a él y confeccionarme usted los ropajes? No tengo prisa por ellos y estaré más que dispuesta a pagarla más que a él...

-Casi ni me puedo levantar de esta silla, y mis manos ya no son lo que eran. Para realizar el encargo que me has pedido tardaría demasiado tiempo... Tiempo que cada vez escasea menos en mi vida -dijo devolviéndome una cálida sonrisa.

-Entiendo... Entonces dígame, ¿de qué conoce a ese tal señor Filch? ¿Es de confianza? ¿Podrá realizar el encargo que deseo con la mayor discreción y brevedad posible?

La anciana sonrío, tomándose su tiempo en dar una respuesta mientras terminaba de realizar un bordado en una falda. Yo seguía intranquila ante la idea de tener que tratar con el señor Filch...

Me caes simpatica hija, y veo que guardas un gran rencor hacia los hombres, pero debes comprender que sin ellos no somos tampoco nada pero en verdad me es imposible, pero te comentare mis problemas.

Esta pequeña tienda que ves aqui la cree con mi querido marido
Emri, y mis dos hijos Bella y Nesme. Era muy feliz (por la cara de la anciana empezaron a caer dos hilerias de lagrimas)mas feliz que nunca, eramos pobres pero podiamos salir hacia delante, poco a poco y con mucho trabajo hicimos que nuestra pequeña tienda subiera en los escalafones de esta ciudad, y de muchas otras venian para que les dijeramos nuestros metodos y comprar sus ajuares las novias. Si eran tiempos muy felices, pero como todo no puede durar y nuestro sueños se destrullo por culpa de Filch. Ese ese....(sus ojos empezaron a salirse de las cuencas y se puso a hiperventilar)

En ese momento te acercaste a ellla y la tomaste en tus brazos e intentaste consolarla.

Por favor tranquilicese, tranquila estoy aqui con usted,,,

Lo siento querida me calmare..., como te hiba diciendo ese malnacido empezo a rondar a mis querida hija Bella, a la cual enamoro. La engaño y le hizo que le contara todo nuestros secretos. La pobre cuando este nos robo todo el dinero y todo nuestros conocimientos la repudio, y la ultrajo....

Mi pobre hija herida mortalmente de dolor, murio en una pena que se le llevo todo. Mi querido hijo lucho por el honor de su hermana, y el muy cañalla lo mato atraicion obteniendo los servicios de un asesino asueldo. Por desgracia mi querido Emri estaba presente cuando el asesino vino por mi querido Esme y tambien fue asesinado. Asi que aqui me allo sola y arruinada, aunque quisiera y ese es el caso querida no tengo ni personal ni dinero para poder seguir con mi negocio, solo tengo lo que ves aqui mi querida niña

Cuando te hablaba a la anciana le ardia la cara era como si te mirara con una calidez inusual.

off: decide si la alludas o no y como la ayudaras yo te pondre las posibles trabas que pueda haber. ^^ puedes ir hablar con filch, matarlo o no se lo que tu veas tu decides como haces para ayudarla o ayudarte a ti misma ^^. Con lo que sea relatame como vas a su encuentro pero no me pongas nada resolutivo, tipo lo veo y lo mato y tal ya que yo te dire si lo matas o no si lo intentas, si no entiendes algo pregunta eh ^^.

Tenía muchas dudas sobre si debía o no ayudar a la anciana... Me caía muy bien y la injusticia a la que la había sometido aquel hombre no tenía perdón... Pero no estaba segura si debía empezar a llamar la atención de aquella manera, actuando ya sobre el mismo. No había bien material que pudiera devolverle a esa señora todo lo que había perdido...

No pude evitar acordarme de mi pasado... Yo también perdí a mi padre, y si hubiera podido, me hubiera gustado vengarle si hubiera habido algún culpable.

-Está bien... La ayudaré en todo lo que sea necesario... Volverá a recuperar parte de su negocio y me encargaré de hacerle saber al señor Flich todo el dolor que ha causado mientras muera retorciéndose de agonía... Al atardecer, le voy a obsequiar con un regalo mortal que no podrá rechazar...

Dije mientras me preparaba para alejarme. Esta noche la daga de jade oculta bajo en mi bota debería asesinar al sastrero. Sus riquezas robadas se las daría a la anciana, y con suerte, en el saqueo podría encontrar ropas similares a las que buscaba para disfrazarme y pasar desapercibida...

Salgo a la calle, oculta bajo mi capa y vuelvo a la posada sin llamar la atención. Me encierro en mi cuarto, cierro las cortinas y trato de descansar un poco hasta la última hora de la tarde, momentos antes de que las tiendas empiecen a recoger y a cerrar sus puestos. Me vuelvo a arreglar, asegurándome de llevar en el cinto el látigo y en mi bota la daga de jade. Salgo de la posada a paso ligero, procurando no pensar en mi encuentro con el señor Filch, algo que me ponía los pelos de punta. Llego hasta su tienda y cruzo la entrada, encontrándome con el hombre a punto de cerrar.

-Buenas tardes amable señor -dije intentando mantener las distancias aunque sin poder ocultar mi voz trémula por mi temor a tratar con él-. Vengo aquí en busca de sus mejores mercancías. Lamento no mostraros mi rostro, pero he de deciros que mi posición y mi título de la realeza no me lo permite -mentí procurando ser lo más natural posible-. Estoy desesperada, me acaba de surgir un gran acontecimiento para un baile y no poseo ningún vestido nuevo que lucir. He oído entre mis criadas que la calidad de sus telas y trajes es tal que mucha gente viene aquí en busca de lo mejor. Por eso, no quiero ver la mercancía que muestra aquí al populacho... Estoy segura que en la trastienda tendrá vestidos o complementos que serán de mi agrado. Estoy dispuesta a recompensarle con creces por este servicio...

Oculté mi sonrisa maliciosa mientras notaba como la adrenalina se apoderaba de mi cuerpo, preparándome para la acción.

Mmmmm no se señora no me a enseñado ningun escudo ni nada que la represente en el mundo en que vivimos, ademas que es ya hora de cerrar. No me a mostrado nada por lo que valga la pena gastar mi tiempo ni dinero ni nada de otra indole.


Viste como te miraba el tendero y un temor corrio por tu espalda poniendote nerviosa y a la vez muy exaltada.

Que es lo que necesita, aqui podemos hablar como en cualquier otro sitio pero eso si si no merece la pena mejor coja por la puerta.

Traté de relajarme y no dejarme llevar por mis instintos más pasionales, algo que en el pasado me había ocasionado sólo problemas. Agarré el saquito donde guardaba todo mi dinero (20 monedas) y se lo arrojé a sus manos:

-Estimado señor, esto es sólo un adelanto para que me pueda atender de manera privada. Por favor, se lo ruego, es de vital importancia que hablemos de asuntos serios... Mi honor está en juego, y se lo advierto, a mi marido no le gustará nada saber cómo me han podido tratar así de mal en un establecimiento. Entenderá que no puedo perimiterme mostrarme ni quien soy ni el emblema de la casa a la que pertenezco porque sería fácilmente deducible mi figura. Si no atiende a mis súplicas, podría pagar facilmente la fortuna que me pensaba gastar aquí en que le mataran y destrozasen su negocio. Nadie le echaría de menos, y la justicia es algo facilmente comprable como seguramente usted habrá podido comprobar a lo largo de su vida -dije sonriendo mientras echaba un órdago con mi amenaza...

mmmm de acuerdo señora sigame...

El joven Filch antes de decir esto te miro fijamente de arriba hacia abajo como si estuviera midiendo lo fuerte de tus palabras,era algo que te irritaba pero a la vez te insuflaba vida en tus venas. Un repentino escalofrio de placer recorrio todo tu cuerpo pero te actuviste de hacer ningun geto raro ya que te delataria a los ojos de este tipo odioso. Fuiesteis andando por detras del mostrador hacia una puerta cercana a este era marron, bien adornada y bastante fuerte a simple vista si te encerraban alli no podrias salir o eso te parecio a ti. El se paro en la puerta y te ...

Pase adentro por favor... Se inclino y hizo el ademan distintivo del que cede su lugar.

Estaba completamente asustada... Mi corazón palpitaba tan fuerte que creí que iba a salir desbocado de mi pecho. Me hubiera gustado dar la vuelta, escapar corriendo de aquel lugar y olvidarme de vengar a la anciana... Pero ya era demasiado tarde. No tenía más opción que seguir el juego que yo misma había empezado. Tragando saliva, miré a Filch mientras pasaba a su lado y le eché una encantadora sonrisa. Me adentré al cuartucho sabiendo que debería actuar rapido si no quería ser descubierta... Lo único que me reconfortaba era saber que tenía el látigo en mi cintura, y la daga escondida en mi bota. No era la primera vez que alguien moría por mi culpa, pero sí que iba a ser la primera vez que iba a asesinar a alguien a sangre fría...

"¿Acaso este hombre tan despreciable no se merece la muerte más cruel? Pero... ¿Por qué me siento tan culpable y despreciable de ser yo la verdugo? ¿Me habré equivocado de aceptar la misión de la anciana...?"

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando Filch cerró la puerta de un portazo, dejándome a solas con él...

Bien señora mi tiempo es oro, y por lo que veo usted tiene prisa, y como no precisa ningun otro servicio como el mio con mis telas ... en ese momento el degenerado te miro con unos ojos de lujuria, los cuales apenas pudiste reprimir el deseo de saltar sobre el y comerte su vida con placer.

No recuerdo bine lo que usted desea asi que sigamos con nuestras negociaciones y pase a describirme que desea que le consiga...

Mientras decia esto el se acercaba cauteloso mas y mas hacia ti notabas que algo pasaba y que el asunto se estaba poniendo peliagudo para ti si querias actuar tendria que ser pronto...

Un escalofrío me recorrió de abajo a arriba... Estaba paralizada... No sabía qué hacer... Me encontraba encerrada con aquel hombre en un cuarto de pequeñas dimensiones... No se me ocurría nada que me pudiera atemorizar más. Le sonreí alegremente intentando hacerlo de la manera más natural posible y le pregunté:

- ¿Aquí es el almacén donde guardas las mejores ropas?

Él asintió con la cabeza mostrando una sonrisa pícara... Miré nerviosamente hacia todos los lados, intentado buscar una excusa o una manera de acabar con esta situación. Ya se me había acabado el tiempo. Sólo se me ocurrió fingir que me percataba de tener una bota desabrochada, y exlamé:

- ¡Vaya! Se me ha soltado el cordón de la bota... Dame un momento para atármela y ahora podemos mirar los ropajes que necesito... -dije mientras me agachaba, procurando taparme mi mano diestra mientras extraía de mi bota la daga de jade. Hábilmente, escondí la mano que sujetaba el arma en mi espalda, oculta tras la capa que llevaba. Me incorporé y le volví a sonreír-. Ya estoy lista...

Sujeté con fuerzas la daga, preparada para lanzar una estocada mortal tan pronto como Filch me diera la oportunidad

Bien mi señora ya podeis decirme que necesitaias y para que indole las necesitais,asi podre sastifacer mejor su peticion ¿no?

Sus ojos se abrieron de par en par y su sonrisa maliciosa se abria mas y mas viendo el delicioso mangar que tenia en mente conquista, se acercaba mas y mas ...

off: ok roleame bien como lo matas o lo intentas claro ta jiijii, ya que desde el principio fue tu intencion ^^, si no como tu vea ^^, tu decides.

Noto mis piernas temblar, pero procuro no dejarme llevar por el pánico... Si algo se me da bien es actuar y fingir. Me acerco hasta él quedándome a un palmo de su rostro. Noto su cálido aliento y procuro no poner un gesto de desagrado:

- Aún tenemos toda la noche por delante para buscar las prendas que necesito... ¿Por qué no nos ponemos algo más cómodos y hacemos de este encuentro algo para recordar? -dije poniendo una sonrisa claramente fingida.

A él no pareció importarle si decía la verdad o no. Se abalanzó sobre mí, agarrándome del cabello dirigiendo mi rostro hacia el suyo y plantándome un pasional beso en mis labios... La sensación era horrible, sentir su húmeda lengua intentando luchar por entrar en mi boca. Fue en ese momento tan desagradable, que ni pude pensar si en lo que hacía estaba bien o mal... Sólo quería que acabase aquella interminable y húmeda tortura. Agarré con fuerza la daga que tenía entre mis dedos y la dirigí con pulso firme directamente a su corazón, dispuesta a sesgar su vida tal y como él hizo con la hija de la anciana...